sábado, 21 de febrero de 2009

EL DESCONCIERTO



Era otra tarde como las demás.
Juiciosa, justa en su propia media,
tiempo que recorría mis horas
disfrazándolas de minutos locos...
Y me sumo de nuevo en lo conocido
por desconocido para mí...
Era como si ya lo hubiera vivido anteriormente,
como esa sensación que nos asalta de vez en cuando,
creyendo que lo que está por suceder
ya sucedió en otra ocasión, en otro momento, en otra vida...
Y es que ese sentimiento de creer
que eres un ave volando en círculos
sobre su propia existencia, te abruma, te apabulla
y te entretiene comiendo en las maravillas de tu propio ingenio.
Tu estás ahí, frente a mí,
ofreciéndome lo que tanto ansio,
y me da temor, respeto, por no creer poder compartirlo,
por no saber hacia donde me dirijo...
Con tus palabras se genera de nuevo
el desconcierto de lo vivido.
Y como todo lo tuyo me viene en conjunto,
todo en un solo segundo se representa feliz,y con ese estilo...
Como viene siendo ya habitual ultimamente en mi,
me rondan cuestiones de tipo dubitativo
y es que ya no estoy para tanto desatino...
Cuando creo que ya estoy dispuesto a despegar de mi mismo,
algo me frena y me de la mano para mantenerme bien asido
a la situación preestablecida por el destino...
Yo me quiero oponer, porque nadie me ha consultado
ni me ha puesto sobre aviso,
por eso nado contracorriente y me esfuerzo por vivirlo,
aunque recuerde en cada momento
tu presencia cercana y tu aliento en mi mismo...
Así el sentirme de esta forma aunque me desconcierta
me hace, con la misma esencia tener conciencia de estar vivo,
y por vivo, vivir en mi, buscando la felicidad compartiéndola contigo,
y con los que están conmigo...

domingo, 8 de febrero de 2009

VENDAVALES



Masas de aire que se agitan
que se mueven tras la frontera del tiempo
y que te arrullan en su regazo
como si la vida se parara un momento.
Legado de un pasado que se derrite
que cuida de que de ello te empapes
y no se pierda después de que eso
te sumerja en el profundo abismo
de los recuerdos.
Pero, ¿qué seríamos sin ellos?
Acaso se puede, de un minuto a otro,
prescindir de lo vivido
como si jamás hubiera ocurrido.
¿De qué materia estamos hechos?
¡Si con cada uno removemos
un lado de lo pasado, sin pasarlo de nuevo!
Hay que ver, cuanta complicación
nos buscamos los humanos para transmitir
los sentimientos...
Con lo fácil que es decir un: ¡Te quiero!
Y, ¡ay! que damos vueltas y vueltas
y lo pensamos con detenimiento
y mientras cavilamos en como decirlo
se escapan esos momentos de compartimento.
Vana ilusión entonces,
que se lleva el vendaval del tiempo.
Como otros vendavales que acuden,
prestos a jugar con las horquillas
de nuestro cerebro,
y de sus circunloquios menos llevaderos.