La distancia que nos separa nos une,
de casualidad en casualidad
el amor surge en una esquina,
sin que nadie lo busque, aparece...
¡No huyas! ¡Si lo haces, puede perderse!
Se hace difícil cualquier decisión...,
por temor a que no sea bello,
por respeto de que no te llene,
por ilusión de que sea lo que quieres,
por desazón de dejar la perdida soledad,
por la vana locura de un minuto,
por ese todo que te enaltece...
¿Será, o no será? Es un delirio
y te pierdes en sentimientos encontrados
que buscan entretenerte de la verdad
que ahí está, y no vuelve...
Y si la dejas escapar se fuga
con la imagen que has forjado en tu mente
de aquello que quieres y no puedes...
Y... ¿Por qué?...
Tal vez la indecisión de hacerle frente,
o la fobía que tienes por no dejarte ir,
o por la calentura que te da cuando te sumerges
en aquel pensamiento tuyo que no deja de ahogarte...
Vendrá a por mí, y no me resistiré,
o por lo menos eso pienso hoy...
Me dejaré llevar por la tenue partida
de un segundo en mis manos
llevado por la flaca ilusión de encontrarte...
Y me dejaré arrastrar por el carro del amor...
¿O tal vez no...? ¡No lo sé! ¡Esta indecisión mía!
Pero yo sigo con lo mío: ¡No huyas y hazle frente!
Tal vez así, alguno de estos fugaces días,
a mí también me llegue...