Jamás entenderé la cobardía de los que atacan a unos indefensos, con la excusa de la razón malentendida, de un comodín que se utiliza para matar con alevosía. Los que buscan el mal en los demás con la excusa de hallar una libertad que no han perdido, sino que no saben usar, patinan en el terreno de la cobardía, escondiéndose en las madrigueras de la obstinación y la intolerancia. Nada ni nadie pueden justificar una muerte gratuita, una vida que arrancan sin ningún tipo de pudor. Esos que se atreven detrás de un arma y además valiéndose de la sorpresa, no merecen el título de persona, porque las personas en algún rincón de su ser aunque sea éste muy pequeñito, guardan algo de sentimientos... Sentimientos que no tienen los que aprietan un gatillo para limpiar de este mundo a un padre de familia, por eso me embarga la tristeza ante los sucesos luctuosos del viernes pasado en Mondragón... ¿Hacia dónde se dirigen aquellos que justifican estas acciones de muerte? Le han dado la vuelta a la Historia para entenderla al modo que ellos la quieren explicar para buscar el convencimiento de algo que no existe, ni ha existido...
Tristeza, dolor, estupor... impotencia ante esta barbarie que manipula mentes y cabezas, para adoctrinarles con lo que se creen solo los intolerantes, los racistas y xenófobos... Tristeza, dolor, estupor... impotencia ante estos hechos que se me escapan del entendimiento, ya que los que buscan esa libertad malentendida se saltan el principal axioma de toda libertad... Mi libertad solo es tal, si respeta el mayor de los bienes que tenemos los humanos... LA VIDA.
Plantas Medicinales: Hinojo
Hace 4 semanas
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