domingo, 9 de noviembre de 2008

OTRO CARROUSEL DEPORTIVO


Otro domingo por la tarde. Es por aquello de los recuerdos que perviven y se mantienen, e incluso se repiten, aunque eso sí cambiando los signos de aviso, según cambian los tiempos, también... Monotonía de tarde de domingo, contraria a la de viernes tarde, símbolo de horizonte abierto al tiempo libre (que luego no lo es tanto). Ventana escurridiza es el tiempo que nos engaña con la sensación de que es mucho, pero luego es poco. Y por fin, de nuevo, domingo por la tarde, con los recuerdos de aquel Carrousel Deportivo que marcaba la frontera entre la libertad del fin de semana y la vuelta a la cruda realidad de la semana que estaba por empezar, antes de tiempo, ya que el domingo arañaba a su fin con una desgana desmesurada, a pesar de que luego no era para tanto... Pero la sensación era de derrota; derrota por el tiempo que no perdona y que inexorable, nos atenaza a los minutos que van a pasar, que tienen que venir, y a los cuales nos adelantamos con afan de que llegue pronto otro signo de luz en el viernes siguiente... A pesar de que luego no es para tanto. Y el domingo por la tarde nos trae la intranquilidad, el sinsabor del lunes, la espesura de otros cinco días de responsabilidad y trabajo... A pesar de que luego no es para tanto... ¡Es solo esa sensación!
Y aquí estoy de nuevo enfrentándome a esa sensación, la cual me lleva a pensar en aquel Carrousel Deportivo de los domingos de otro tiempo, los cuales marcaban los minutos a través de los comentarios de los partidos de fútbol, con algarabía de aquellos comentaristas del Gooooooooooooooooollllllllllllllllllllllllll... Que a mí concretamente me machacaban el subsconsciente de manera burlona, diciéndome:
- ¡Macho, te queda muy poco para el lunes! Para otra larga y espesa semana...

A pesar de que luego no es para tanto...

2 comentarios:

Antonio Aguilar dijo...

Pues sí. Esta es la segunda coincidencia que encuentro entre tus vivencias y las mías. Además de la balsa de la marrana, como la llamábamos nosotros, también tengo un recuerdo de las tardes de domingo volviendo de la playa, ya era otoño, viajábamos en un simca mil, amarillo -uno de los colores de la felicidad-, el mismo que también pasaba entre los campos de algodón en primavera, pero que ahora volvía a casa, se alejaba del mar. aún se fumaba en los coches y la radio ya daba el carrousel deportivo, que religiosamente escuchábamos todos, a falta de una especie de cartuchos que llevaba la radio y de los que sólo teníamos dos. Los árboles de la cuneta estaban pintados de blanco -una metáfora de los campos de algodón, pero en otoño- el puerto aún era un hito en nuestros desplazamientos.

J.Antº Saura dijo...

Este Carrousel Deportivo marcaba esas tardes con un color amarronado, lleno de vestigios morados que nos recordaban sin piedad alguna que a esos niños, adolescentes, jóvenes se les acababa el tiempo de ¿ocio?... Para volver al trabajo cotidiano, que luego en realidad no te daba esa sensación de agobio que se sentía con el dichoso programa de radio de Pepe Domingo Castaño y su Anís "La Castellana"... Recuerdos que hoy al cabo de los años se presentan con una cierta y no tan lejana nostalgia de los días felices de aquel tiempo, como ya digo no tan lejano que te traslada emocionalmente a algo vivido...